España cuenta con recursos para reducir la dependencia energética, luchar contra la contaminación, los incendios y generar actividad económica y empleo. “Si realmente optamos por una transición ecológica, tenemos que contar tanto con las energías renovables no gestionables como con las energías renovables gestionables, biomasa y geotermia, que pueden producir energía las 24 horas del día, 365 días al año”, apunta Margarita de Gregorio, directora de APPA Biomasa. Y resalta el gran desconocimiento que existe sobre estas energías, “que impide ver sus posibilidades, tanto para generar electricidad como calor”.
España es el tercer país europeo en superficie forestal, pero ocupa el octavo puesto en su aprovechamiento. “Compramos fuera energía cara y contaminante y no aprovechamos la energía renovable y más barata que tenemos en casa. No tiene sentido”, se lamenta Juan Jesús Ramos, técnico de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom).
La biomasa representó en 2018 un porcentaje discreto en el mix de generación de electricidad, apenas un 2%, según el estudio Impacto macroeconómico de las energías renovables en España, de APPA. Sin embargo, este porcentaje no es representativo de la importancia estratégica que tiene esta tecnología para nuestro país.
La contribución del sector de la biomasa en su conjunto, térmica y eléctrica, al PIB en 2018 ascendió a 1.494 millones de euros, de los cuales 953 millones corresponden al impacto directo y los restantes 540, al inducido del sector.
Poco a poco se va implantando, como se ve en su evolución. En los últimos 15 años, la biomasa ha pasado de aportar el 3,2% al 6% de la energía primaria consumida en España. Una cifra lejos del 10% de Europa, pero que muestra que es uno de los sectores de la bioeconomía que más ha evolucionado, agrega Juan Jesús Ramos. En 2018, el sector creció un 1,1% respecto al año anterior.
Industria
Muchas actividades productivas están incorporando la biomasa a sus procesos. Un ejemplo de integración de esta energía es Heineken. La caldera que la cervecera ha instalado en su fábrica de Jaén se enmarca en una de las seis líneas de acción de su estrategia de sostenibilidad, la reducción de las emisiones de CO2.
En la última década, la compañía ha eliminado un 48% sus emisiones de producción en todo el mundo. En España, Heineken puso en marcha en 2018 una importante apuesta por las energías renovables que le permitirá garantizar que el 100% de su producción se realice con fuentes limpias en 2025. Además, a mediados de 2020, la de Jaén será la primera y única fábrica de cervezas de España y la primera de Europa dentro de su categoría que funcionará con tecnología verde.