España, con su vasto territorio agrícola y forestal, es el segundo de la Unión Europea en extensión agrícola y el tercero en superficie arbolada y cuenta con un potencial inmenso en biomasa. Esta materia prima orgánica no solo se utiliza para generar calor y electricidad en hogares y fábricas, sino que también se está convirtiendo en la base para producir biometano, un gas renovable similar al gas natural, y futuros combustibles 100% sostenibles para el transporte.
La apuesta por la biomasa está generando además un impacto económico significativo. Según la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (AVEBIOM), este sector ya representa más del 0,3% del PIB español, con una facturación que supera los 4.500 millones de euros y la creación de más de 50.000 empleos directo e indirectos, según los últimos datos, que obedecen a cifras de 2022. Si atendemos además al empleo rural, la biomasa genera un promedio de 135 empleos por cada 10.000 habitantes, promoviendo el desarrollo sostenible de zonas especialmente sensibles.
Aunque todavía no hay una consciencia social sobre el uso de la Biomasa el sector ejerce un importante papel en la generación térmica; según AVEIBOM es la principal fuente de energía térmica en España y representa entre el 70% y el 80% de la calefacción y el calor industrial, ofreciendo una solución renovable muy interesante para industrias y hogares que pueden desacoplarse del precio de la electricidad y evitar su sobrecarga.
En este sentido, El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) proyecta un aumento significativo en el uso de biomasa en plantas de cogeneración, con el objetivo de producir 1.408 MW para 2030, más del doble de lo generado en 2020, respaldado por podas agrícolas y biomasa forestal.
El aprovechamiento de la Biomasa es una pieza clave para construir un futuro sostenible que además promueve la creación de empleos y el desarrollo de nuevas tecnologías en las zonas rurales.
Fuente: Bioeconomía